jueves, 27 de enero de 2011

El fascinante viaje al interior de la mente humana...


“Todos tenemos problemas”, eso es lo que he descubierto hoy mientras estaba tumbada en el sofá “vagueando” un poco después de los estresantes exámenes... ¿Mi pasatiempo? Inflarme a ver episodios de mi serie favorita “En terapia”, no sé si os suena… pero en mi humilde opinión es fantástica. Y digo esto con conocimiento de causa, ya que me trago todas las series habidas y por haber. Soy una “devoradora de series”; y esta es para mí, sin duda, la number one!, por esto creo que se merecía una entrada en mi recién estrenado blog.
Os intentaré poner en antecedentes: como primera referencia señalar que su protagonista es Paul Weston (Gabriel Byrne) terapeuta que trata a sus pacientes desde la oficina de su casa. Tantos años de profesión le han llevado a colocarse en un lugar considerado. Aunque no se salva de sus propios traumas. Paul está sintiendo que sus problemas están empezando a afectar su vida, familiar y profesional, ya que su tolerancia se abrevia, y ya no puede soportar su talante cordial y comprensivo con sus pacientes. Por estas razones reserva las tardes de los viernes para ir a ver a una terapeuta.
Al mismo tiempo de contemplar la vida de Paul, también podemos ver las diferentes historias entrelazadas de cada uno de sus pacientes. Así, de lunes a jueves conoceremos a personas diferentes, con historias distintas. Esta forma de presentarnos cada sesión en tiempo real e individualmente, nos hace partícipe de la misma, teniendo la sensación de habernos colado en una auténtica sesión.
Parece fácil, pero se trata de un formato fuera de lo común, aunque su fórmula es sencilla, en realidad “no pasa nada”, no hay acción, solo texto, palabras que fluyen en forma de diálogo, entre terapeuta y paciente; pero esto es importante ya que mueve sentimientos íntimos, frustraciones, alegrías; emociones humanas al fin y al cabo. Cada historia tiene un aura conmovedora, cargada al máximo. Por tanto, cuando hay sentimientos de por medio, se hace casi imposible no sentir una identificación afectiva con alguno de los personajes; se produce en este momento la empatía cuando te identificas con la persona que esta ahí sentada y le ha pasado algo parecido a lo que te ha ocurrido a ti. Además tiene un claro matiz “voyeur”, que alimenta ese pequeño “fisgón” que todos llevamos dentro; esa es la verdadera chispa de la serie, ahí está su gancho.
No obstante he de decir que se trata de una serie sin parafernalias, para pensar, y sobre todo extraer reflexiones de la propia existencia de cada uno. Es penetrante, viva, inteligente, sutil, y demuestra que no son necesarias grandes cosas para dejarte totalmente enganchado. Si además añadimos unos guiones supremos y unos actores colosales obtenemos un compendio perfecto sin necesidad de efectos espectaculares.
El papel interpretado por Gabriel es sencillamente magistral. Y no lo digo solo por cómo se limita a interpretar el guión, sino por la esencia verdadera de la labor de actuar, que en mi opinión no es otra que la expresión física de los silencios. Y si no, fijaros en cualquiera de las sesiones, cómo la expresión de Paul nos indica lo que está sintiendo, casi podemos “leerle el pensamiento”; su mirada, su boca, todo se transforma para hacernos entender, por qué el paciente dice lo que dice.
El prodigio de la serie estriba en la atmósfera casi hipnótica que envuelve al escenario, con pocos intérpretes, primeros planos y un guión simplemente perfecto. Resulta interesante el hecho de poder contemplar a los pacientes con la mirada escrutadora de Paul. Gracias a esto, y especialmente para los enamorados de la psicología (como es mi caso), observamos fascinados el trabajo del psicólogo. El mismo dejará que sea el otro el que vaya manejando los tiempos, el que vaya revelando tácitamente qué proporción de autoconocimiento está dispuesto a tolerar en cada reunión. No es él quien señala el problema, pues eso haría huir al paciente, sino que abre preguntas cuya respuesta vemos en los ojos y postura del paciente, intenta sacar a la luz el verdadero conflicto que el paciente intenta ocultar.
Paul deberá afrontar desafíos como “la transferencia” (cuando un paciente cree enamorarse de su psicólogo), la hostilidad, el cuestionamiento de su profesionalidad... y todo esto parece no afectarle; pero llega el viernes y le vemos cuestionarse a sí mismo, a la propia psicología y volcando toda su rabia contra la psicóloga, como hacen sus pacientes con él. Resulta atrayente el debate que ambos psicólogos mantienen durante semanas sobre la necesidad de conocerse uno mismo: ¿Cuál es el sentido de hurgar en heridas profundas que llevamos toda la vida intentando sanar? ¿Cómo conservar alejada la esfera familiar del opresor influjo de sus pacientes?...
¿No os parece una idea original y atractiva? Por todo lo anterior que no es poco, os animo encarecidamente que si tenéis la oportunidad de conocerla, no lo dudéis, merece la pena, veréis como en muchos momentos os estremecéis, y alguna de las historias os recuerda a vuestra propia vida. ¿Qué más os puedo decir? Pues en resumen que me encanta, creo que se nota, ahora solo queda que os animéis, y juzguéis por vosotr@s mism@s.

martes, 25 de enero de 2011

En fase de construcción


Hola a todos!!:

Empiezo una nueva etapa con ilusión, mi etapa como "bloguera", espero que este sea un espacio donde compartir con vosotr@s mis alegrías, mis penas, mis ilusiones, mis fracasos...


Estoy en fase de adaptación a esta herramienta que para mi es completamente nueva, así que nada más "cacharré" un poco con ella, y me aclare empezare a escribir habitualmente.


Además de esta nueva etapa en el blog, mi vida también está cambiando, lo notó, se aproximan cambios, y supongo que siempre es bueno tener a alguien que te escuche, te apoye y te acoseje... Así que me tomaré esto como una especie de "terapia", que seguro me vendrá fenomenal.

Por el momento, sin mucho más que decir, salvo la ilusión de compartir con todos "mi intento por conocerme".